Hay una pregunta que atraviesa toda búsqueda espiritual, una pregunta que también hizo Pedro cuando miró a Jesús y entendió que no había otro lugar donde ir. “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.” No es teoría, es experiencia. Es el grito de alguien que probó otras voces, otros refugios, otros caminos, y solo en Jesús encontró vida real. Esta canción nace de recordar que Jesús me amó cuando yo sentía que nadie más lo hacía, que me buscó cuando yo mismo me había perdido, que me abrazó antes de que yo pudiera entender mi valor.